"La posada de los maldecidos" está basada en un lugar real, pero…
- Neptuno Martínez
- 2 nov 2022
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La posada de los maldecidos es una novela de terror y suspenso del escritor José Neptuno Martínez. Toma algunos eventos reales y lugares como parte de la trama adaptados para servir mejor a la historia. Se puede decir que sirvieron de escenas de algo totalmente ficticio.
Como parte de uno de los ejes centrales que dan origen a la historia, se hace referencia al infame Arturo “El Negro” Durazo, máximo jefe de la Dirección General de Policía y Tránsito del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, durante el período de 1976 a 1982. Un personaje que existió y sobre el cual se ha escrito mucho, pero que es más recordado por sus actos de corrupción y despotismo que alcanzaron niveles surrealistas. Entre ellos se encuentra la construcción de la lujosa mansión conocida como el Partenón, ubicada en las playas de Zihuatanejo en el Estado de Guerrero en México. Fue amigo cercano del expresidente de México, José López Portillo. En uno de los excesos que lo caracterizaban, nombró a Durazo como General de División, desconociendo todas las formalidades y requisitos del ejército mexicano, entre ellos y, lo más importante, tener una carrera militar.
Algunas de las breves anécdotas contadas sobre Durazo dentro de la novela por uno de los personajes también son, en parte, reales. Están tomados de testimonios de personas que trabajaron bajo su mando y publicados en artículos periodísticos, libros e incluso películas. Pero insistimos en que, para la novela, fueron modificados y adaptados para el desarrollo de la trama.
Podríamos hablar mucho de Arturo "El Negro" Durazo. Sin embargo, este artículo pretende referirse a otro de los personajes principales de la novela.
El hotel “Posada del Sol” es donde se desarrolla gran parte de "La posada de los maldecidos”. La Posada del Sol es un antiguo hotel que, al igual que su dueño, cayó en desgracia. La construcción del mismo siempre estuvo rodeada de misterio, y las historias que se cuentan sobre él están llenas de esoterismo, brujería y otras cosas por el estilo.

La Posada del Sol se encuentra ubicada en la colonia Doctores, sobre la avenida Niños Héroes, número 139 de la ciudad de México. En la actualidad el hotel está en estado de abandono, sus puertas cerradas al público en general y es poco o nulo el mantenimiento que se le da. Durante algún tiempo, se habló que el gobierno de la ciudad de México pretendía rehabilitarlo para utilizarlo como una Universidad. Pero también se habló de su posible demolición, lo cual vendría a ser una verdadera tragedia, puesto que es un lugar de una riqueza arquitectónica invaluable.
¿Pero, qué hace tan especial al hotel La Posada del Sol? Mencionaremos algunos de sus antecedentes. En internet y en YouTube hay copiosa información al respecto, por si usted desea conocer más a fondo sobre este enigmático hotel que merece la pena conocer, puesto que nos atrevemos a decir que debería ser considerado como una joya artística e incluso, monumento nacional.
La posada del Sol fue construida a principios de los años cuarenta con la finalidad de convertirlo en el hotel más importante e imponente de la ciudad de México, además de un centro cultural para atraer a toda clase de artistas e intelectuales. Eventos de primer mundo tendrían lugar allí. Presidentes, primeros ministros, reinas, reyes, príncipes y todo tipo de dignatarios y gobernantes serían hospedados en la Posada del Sol; de ahí su nombre, pues sus puertas recibirían gente con brillo equiparable al del astro solar. Esta extravagante y ambiciosa obra arquitectónica fusionó toda clase de estilos, desde lo barroco, clásico y vanguardista, hasta formas sin sentido aparente. Abrió sus puertas en el año de 1945 y solo estuvo en funcionamiento por escasos ocho meses. Los motivos de su cierre, según lo narrado en múltiples fuentes, resultaban contradictorios y fantasiosos en las más de las veces.
Para muchos, el hotel es una construcción extraña, caprichosa, enigmática e incomprensible. Contaba con quinientas habitaciones, desperdigadas entre varios edificios. Murales que narran diversos acontecimientos importantes de la historia de México, monolitos, arcos de cantera decorados con talavera, esculturas antropomorfas y hasta cierto punto, siniestras, así como patios, jardines, un teatro, auditorio y hasta una capilla se pueden encontrar en el lugar. Algunas de las figuras de piedra o cantera que más destacan del lugar, son las de San Francisco de Asís y el lobo de Gubbio. Según la leyenda, en tiempos ancestrales el feroz animal tenía a la ciudad de Gubbio, en Italia, sumida en el terror, pues devoraba no solo animales sino también personas. Al parecer, nadie podía detenerlo hasta que, movido por su enorme compasión hacia los habitantes de la ciudad, San Francisco decidió intervenir arriesgando su propia vida para apaciguar a la peligrosa bestia, quien, con la señal de la cruz, habría logrado amansar al lobo y desde entonces jamás volvió a atacar a la ciudad.
El artífice y al parecer dueño del hotel, el arquitecto Fernando Saldaña Galván, fue un personaje envuelto en un halo de misterio, pues según lo que se narra, había caído en la desgracia como consecuencia de las terribles deudas que se le vinieron encima a causa del proyecto. Otros hablan de conspiraciones, venganzas, y problemas legales a causa del desvío de recursos públicos que implicó la caprichosa obra arquitectónica, o de rivalidades entre grupos políticos e incluso, conjuras masónicas. De los pocos detalles que se conocen de manera pública sobre su vida, se sabe con certeza que además de haber sido un hombre acaudalado, incursionó en la política y en un tiempo fue regente de la ciudad de México, de ahí las acusaciones de desvío de recursos públicos.
Algunos relatos refieren que el arquitecto decidió terminar con su vida dentro del hotel, colgándose de un poste que sostenía una campana. No soportó las presiones que se le vinieron encima cuando su obra magna se volvió en su contra como un animal rabioso. Se hablaba de oscuros intereses detrás de su fracaso y que incluso podría haber sido asesinado. Otros de los relatos afirmaban que todos los días a cierta hora —que coincide con aquella en la que el arquitecto se ahorcó—, se escucha sonar una campana en el interior del hotel que anuncia la rutina deambulante del fantasma de Saldaña, en compañía de un séquito de espectros dolientes de sus propias desgracias. Pero al igual de contradictorio que resulta ser el hotel, así había otra versión opuesta sobre el destino final de Saldaña que apuntaba más bien a una muerte por vejez, en el retiro, envuelto en la miseria y abandonado en su casa. Todas las historias en torno al hotel están más cercanas a la frontera de la fantasía que de la realidad.

En algunas páginas de internet, se hace referencia a que durante la época en que el Negro Durazo estuvo al frente de la Dirección General de Policía y Tránsito del D.F., habría utilizado ese lugar como una especie de centro de operaciones clandestinas para llevar a cabo todo tipo de tropelías, desde usar sus espacios como bodegas para el almacenamiento de droga y mercancía robada, hasta orgías y bacanales. La Posada del Sol resultaba perfecta para ello, pues era propiedad del gobierno de la ciudad y se encontraba abandonado. Algunos vecinos de los lugares aledaños al siniestro recinto afirmaban que por las noches se escuchaban gritos, gemidos y lamentos. Y algunos otros decían que éstos eran producto de algunas sectas satánicas.
Lo que sí es una realidad, es que el hotel La posada de Sol, merece ser rescatado de su abandono y rehabilitado como un centro cultural, para de cierta manera, cumplir en parte con los deseos de su creador, el arquitecto Fernando Saldaña Galván.
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